Cuando el verdugo oyó éstos versos, recordó que había servido a mi padre y que yo le había colmado de beneficios, y me dijo: “¿Cómo iba yo a matarte, si soy tu esclavo?” Y añadió: “Escápate. ¡Te salvo la vida! Pero no vuelvas a esta comarca, porque perecerías y me harías perecer contigo
Autor Anónimo
Libro "Las mil y una noches"
Historia del mandadero y las tres doncellas (Historia del primer Saaluk)
Pagina 71